Asi, pues, los que llegaban a la ermita para solicitar algun beneficio, lo primero que hacian era dirigirse a Traga-santos diciendole:
--Tio Traga-santos, yo necesito esto, o lo otro, o lo de mas alla.
Interceda usted con el Santo para que a su vez interceda con Dios; que estoy seguro de que ni el Santo le niega a usted nada ni al Santo le niega nada Dios.{100-3}
Traga-santos, por mas que protestase no ser lo santo que{100-4} se suponia, sino por el contrario, el mayor de los pecadores, accedia a aquel ruego, y rara era la vez que su intercesion no diese maravillosos frutos.
Lo que cada vez tenia mas disgustado a Traga-santos, era el profundo egoismo y hasta la falta de sentido comun con que muchos acudian a la ermita, viendo que, por ejemplo, a un mismo tiempo pedia uno que lloviese a mares y otro que la sequia achicharrase los campos.....
Traga-santos confio estos disgustos e inconvenientes al senor Cura Parroco de Animalejos, que era hombre de mucho consejo, y le pidio el suyo para salir de los apuros en que los devotos le ponian a el, a San Isidro y a Dios mismo.
--Tio Traga-santos--le dijo el Parroco,--esas son cosas muy delicadas para hombres de tan poco entendimiento como nosotros. Lo unico que hare sera contarle a usted un cuento, y alla vera usted si le sirve de algo para resolver el problema que tanta guerra le da.
--Venga el cuento, senor Cura; que yo procurare sacarle toda la miga que tenga.
--Pues, oigale usted. En un pueblo que llaman Adoracuernos, que es como debian llamar a Madrid, habia corrida de toros, y uno de los toros era de muerte,{101-1} que debia darle un mozo del mismo pueblo muy aficionado al toreo. En el momento en que estaban lidiando el toro de muerte, un vecino, de muchos anos y de mucho entendimiento, vio a la madre del torero arrodillada a los pies de un Santo Cristo muy milagroso que se veneraba en una calle del pueblo.
--Que hace usted ahi?--pregunto a la arrodillada.
--Senor--contesto la buena mujer llorando,--que quiere usted que haga sino rezar!{101-2} En este instante quiza luchan a muerte mi hijo y el toro, y naturalmente, rezo para que venza mi pobre hijo!
--Mujer, no llore usted, que al fin su hijo tiene sobre el toro una gran ventaja.
--Y que ventaja es esa, senor?
--La de que la madre del toro no sabe rezar.
Traga-santos era hombre que se confundia y embrollaba cuando para entender las cosas necesitaba cavilar un poco. Asi fue que se hizo un ovillo cuando se puso a cavilar para entender lo que el senor Cura Parroco le habia querido decir con aquel cuento.
Como siguiesen en aumento sus disgustos, hijos de su afan por complacer a todos los devotos, y lo contrapuesto de las peticiones de estos, volvio a consultar al senor Cura a ver si le daba algun consejo mas practico y accesible a su comprension que el encerrado en el cuento de lo ocurrido en Adoracuernos, y el senor Cura le dijo:
--Tio Traga-santos, voy a contarle a usted otro cuento, que de seguro le saca a usted de sus apuros si sabe aprovecharle. Un buen anciano que tenia un hijo labrador y otro tratante en granos, era muy devoto de Santa Ana por cuya intercesion habia logrado de Dios muchos beneficios para sus dos hijos.
Un dia que el cielo amenazaba lluvia, se le presentaron sucesivamente sus dos hijos, y le dijo el labrador:
--Padre, yo vengo a pedirle a usted un favor, y es que interceda con la gloriosa Santa Ana para que alcance de su Divino Nieto que llueva de firme, porque si no llueve, se me pierde la cosecha y me arruino.
--Esta muy bien, hijo--le contesto el anciano.
El tratante en granos llego poco despues y le dijo:
--Padre, ya ve usted que el cielo amenaza lluvia, y si llueve, la cosecha va a ser este ano barbara, y yo me arruino con la baja del trigo, porque tengo empleado en el todo mi capital. Con que, padre, hagame usted el favor de pedir a la gloriosa Santa Ana que interceda con Dios para que no llueva.
El anciano reunio a sus dos hijos y exclamo, dirigiendose a ellos:
--Hijos mios, uno de vosotros me pide que interceda con la gloriosa Santa para que llueva de firme, y el otro, que interceda con la misma gran Santa para que no llueva. Como me he de componer para complaceros a ambos, si me pedis cosas enteramente opuestas?
El labrador y el tratante en granos insistieron cada cual en su peticion, y por ultimo, se fueron diciendo cada cual:
--Padre, arregleselas{103-1} usted como pueda, pero es indispensable que pida usted a Santa Ana lo que le he dicho.
--Como creera usted, tio Traga-santos, que salio del paso el anciano?
--Eso es, senor Cura, lo que yo le iba a preguntar a usted.
--Pues salio yendo a la iglesia, arrodillandose delante del altar de Santa Ana y diciendo a la Santa con mucha devocion:
--Vengo a decirle a usted, santa abuelita, que mis hijos me ponen en un potro, pues el uno que llueva solicita, y... que no llueva solicita el otro.
Santa abuelita, yo bien considero que usted dira: Salidas de pavana de esa naturaleza oir no quiero.
Pues haga usted lo que le de la gana!
El tio Traga-santos ya comprendio la filosofia de este otro cuentecillo, pero continuo en su vano empeno de complacer a todos los que le pedian que sirviese de medianero entre ellos y el Santo, porque no tenia cara para negar nada a nadie, y era aficionadisimo al ten-con-ten.
Cerca de Animalejos habia dos pueblos que estaban siempre en guerra uno con otro, porque daba la picara casualidad de que casi siempre eran sus intereses opuestos.
Estos dos pueblos eran Barbaruelo y Cabezudo. Los unicos molinos que habia en aquella comarca estaban en jurisdiccion de estos dos pueblos, que tenian en los molinos de concejo un gran recurso para levantar las cargas publicas. El rio que pasaba por Barbaruelo era muy caudaloso, y el que pasaba por Cabezudo era todo lo contrario. Asi sucedia que cuando la sequia era grande, Barbaruelo monopolizaba la molienda de toda, la comarca, porque Cabezudo ni aun a represadas podia moler un grano.
Despues de un poco de sequia el cielo se turbo con aparato de lluvia, y contemplandole, decian los de Barbaruelo, muy inquietos:
--Si nos iran{104-1} a fastidiar las lluvias? Si vienen, nos doblan de medio a medio,{104-2} porque los de Cabezudo muelen ya a represas, y continuando la sequia, antes de una semana _apandamos_ nosotros toda la molienda de veinte leguas en contorno.
Y al mismo tiempo decian los de Cabezudo, contemplando el cielo muy alegres:
--Que va a{105-1} que las lluvias nos ponen las botas y jorobamos a los de Barbaruelo? Buena falta nos hacen,{105-2} porque ya hemos empezado con las picaras represas, y los de Barbaruelo nos birlan ya la mitad de la molienda.
Barbaruelo y Cabezudo acordaron enviar cada cual una comision a Animalejos para ver si por la intercesion del tio Traga-santos, a quien habian dado tanta limosna para reedificar la ermita, lograban de San Isidro que a su vez intercediese con Dios para que no cayera gota de agua y para que cayera a cantaros, y ambas comisiones se dirigieron casi simultaneamente a Animalejos.
Mientras esto pasaba en Barbaruelo y Cabezudo, los de Animalejos, que no sabian si alegra.r.s.e o entristecerse contemplando el aparato de lluvia que presentaba el cielo, determinaron rogar al tio Traga-santos que solicitase, por la intercesion de San Isidro, que lloviera y no lloviera, o lo que es lo mismo, que cayese solo una rociada de agua, que era lo unico que necesitaba el campo de Animalejos.
El tio Traga-santos fue oyendo a unos y a otros, y como no tenia cara para negar nada a nadie, y de unos y otros habia recibido limosna para reedificar la ermita de San Isidro, fue diciendo a todos amen, imitando al devoto del cuento del senor Cura, pidiendo al Santo que hiciera lo que le diese la gana: creyo haber encontrado, en lo posible, aquel medio, que consistia en pedir a San Isidro que no lloviese tanto como querian los de Barbaruelo ni tan poco como querian los de Cabezudo y los de Animalejos.
Apenas el tio Traga-santos habia hecho su oracion al glorioso San Isidro, empezo a llover y no ceso la lluvia hasta bien entrada la noche,{106-1} en que ceso y se puso el cielo estrellado, con mucha alegria del tio Traga-santos, que dio las gracias al bendito labrador porque le habia complacido a medida de su deseo.
III
Amanecio el dia siguiente tan sereno y hermoso, que toda senal de nueva y proxima lluvia habia desaparecido.
--Voto a brios, que se ha portado el tio Traga-santos!--exclamaban los de Cabezudo.--Con la picara lluvia de ayer ya han empezado a moler a mas y mejor los de Barbaruelo, y con cuatro gotas que vuelvan a caer siguen moliendo todo el verano cuanto grano se les presente, y nosotros, que esperabamos ganar un dineral con toda la molienda de veinte leguas en contorno, nos vamos a fastidiar este verano!..... Que vuelva, que vuelva por aqui a pedir limosna para su ermita! Que lastima de fuego en ella{106-2} y en el ingrato tio Traga-santos, que tal chasco nos ha dado! Porque, si ha llovido{106-3} ayer a mares, sera porque al tio Traga-santos le untaron la mano los de Barbaruelo cuando estuvieron a verle para que pidiese a San Isidro esa condenada lluvia.
--Vaya un chasco que nos ha dado el tio Traga-santos!--decian los de Barbaruelo.--Con un canto en los hocicos nos podremos hoy dar porque{106-4} ayer no hubiese existido en el mundo semejante hombre, pues si ayer no cayeron mas que cuatro gotas, de seguro se debe a manejos de ese tunante, pues el cielo estaba tan cargado, que prometia un diluvio! De seguro, cuando fueron a verle los de Cabezudo le alargaron buenas amarillas para que pidiese que no lloviera, y el muy tunante pidio al Santo que lloviese solo un poco para cubrir el expediente! Antes de quince dias, ni a represadas podemos moler, y este verano los de Cabezudo ganan el oro y el moro con la molienda, y a nosotros nos tiene que asar a contribuciones el Ayuntamiento para levantar las cargas del pueblo! Vaya, que el tio Traga-santos esta agradecido a las limosnas que le dimos para levantar la ermita! Mala centella de Dios tumbe a su ermita y a el, que tan serrana partida nos ha jugado!
Y al mismo tiempo decian los de Animalejos:
--Como hay Dios, debemos estar agradecidos al tio Traga-santos por lo bien que se ha portado con nosotros!{107-1} Mas cuenta nos hubiera tenido que el tal Traga-santos no existiera, porque ayer, si al cielo se le hubiera dejado hacer lo que quisiera,{107-2} solo hubiera caido un chaparroncillo, que era lo que la vega necesitaba, y con meterse el tio Traga-santos a pedir que llueva o deje de llover,{107-3} llovio a jarros y todo el trigo se ha tumbado, y con tanta humedad la rona se le va a comer antes que cuaje el grano. Milagro sera que antes de caer tanta agua en nuestros campos no cayeran algunas onzas de oro en manos del tio Traga-santos, porque los de Barbaruelo vinieron a verle, y de seguro no le dejaron con las manos peladas. Cuidado que el tal Traga-santos agradece lo que Animalejos ha hecho para ayudarle a levantar la ermita!
Y luego habra quien{107-4} se extrane de que el mejor dia se amotine Animalejos y pegue fuego a la ermita y al ermitano!
Estas murmuraciones llegaron a oidos del tio Traga-santos, a quien causaron el mayor sentimiento, porque en lo humano no aspiraba el piadoso viejecito a mayor gloria que la de complacer a todos por medio del ten-con-ten y de ser de todos bienquisto.